Introducción
Desde una perspectiva global, existe una duda generalizada respecto a la edad de comienzo del entrenamiento; según distintos autores la edad
de comienzo se situaría a los 8-9 años, de manera que el entrenamiento se pueda comenzar a sistematizar a los 12-13 años, siempre teniendo
en cuenta y respetando su desarrollo evolutivo.
Bajo el punto de vista de la psicomotricidad y también según la mayoría de los autores, la edad ideal de comienzo de la práctica predeportiva
comenzaría entre los 8-10 años, desarrollando en sus inicios las premisas para trabajar correctamente las cualidades físicas básicas.
El primer objetivo a la hora de entrenar a niños y a jóvenes es crear el hábito, dotar al joven de una buena condición física que suponga
siempre darle una mejor calidad de vida, mediante una programación que sea capaz de abarcar estos tres aspectos:
Por tanto, se podría afirmar que el entrenamiento del joven estará concebido como una preparación para conseguir alcanzar el mejor nivel
de elite pero nunca, hasta que no alcance su desarrollo biológico, con entrenamientos de elite antes de tiempo.
Resistencia, velocidad, potencia, capacidad de salto, así como rápidos reflejos y gran velocidad de reacción-decisión son componentes fundamentales
de este deporte unido al adecuado equilibrio en el ámbito físico, psicológico y afectivo.
I - Análisis de los jugadores
Ia - Valoración inicial.
Al buscar el perfil idóneo del jugador de baloncesto, hay que señalar que este deporte está constituido por una cadena de esfuerzos muy intensos,
máximos o submáximos, entrecortados por pequeños intervalos de recuperación que la mayoría de las veces resultan insuficientes. Esto queda
confirmado por los siguientes hechos:
- Los desplazamientos son constantes, de distinta amplitud y alcanzan intensidades máximas.
- La duración de los esfuerzos es variable, de 5-10 segundos hasta unos 70-90 segundos.
- La intensidad de la mayoría de los esfuerzos es máxima o submáxima.
- La participación y el grado de implicación de los grupos musculares son muy importantes.
- Es un deporte abierto, de cooperación-oposición. De contacto y precisión.
- Físicamente la altura resulta determinante en los puestos de juego cercanos ala canasta.
- A medida que el jugador va evolucionando, se ve forzado a adquirir una serie de capacidades físicas y técnicas más específicas en función
de la altura y del desarrollo de sus capacidades físicas.
Por tanto, se aprecia que en el baloncesto intervienen todos los mecanismos fisiológicos relacionados con el esfuerzo, muscular, respiratorio,
cardiovascular, neurológico y metabólico.
La altura sería el único condicionante que favorece y predispone a los individuos a poder practicarlo, destacando también otros factores
físicos como son la velocidad y la coordinación. Por tanto todos pueden practicarlo, sobre todo en edades tempranas, dejándose la captación
de talentos para etapas posteriores.
Ib - Carencias más notables.
Si se quiere potenciar y desarrollar las cualidades de los jugadores hay que mostrar un mayor énfasis en las ejecuciones que en los resultados,
realizar una programación responsable y a largo plazo, adaptar el entrenamiento a las características de los jugadores, y conseguir que los
padres traten de aceptar este enfoque.
Sin embargo en la mayoría de los casos lo anteriormente expuesto no se cumple y aparecen una serie de obstáculos que pueden condicionar
la posterior progresión de los jugadores jóvenes:
- El exceso de responsabilidad, el niño no disfruta si no gana, entrena sólo para ganar no para aprender.
- La sobrecarga de entrenamiento, en busca del máximo rendimiento posible, lo que puede provocar trastornos en su desarrollo.
- Las presiones por parte del entrenador o familiares, que le imponen la obligación de entrenar, las sesiones no le parecen divertidas
sino un medio para mecanizar una serie de ejecuciones técnicas que le permitan destacar.
Todo esto lleva a la existencia del llamado "efecto robot", que consiste en aprovechar las características psicológicas del niño, ya que
tiene menos espíritu crítico y mayor disponibilidad de tiempo para entrenar, con el fin de someterle a un programa de entrenamiento inadecuado
y que provocará con toda seguridad el abandono al llegar a la pubertad.
Frente a todo lo anteriormente expuesto, en una programación a largo plazo, sería recomendable:
- Descargarles de responsabilidades.
- Proponer tareas técnicas simples y acordes con sus capacidades.
- Mayor tiempo de recuperación, tanto en entrenamientos como en partidos.
- Respetar su desarrollo corporal, y tratarlos en la manera de lo posible de una forma individualizada.
- La introducción en la competición debe de hacerse de forma progresiva, y basada en el aprendizaje.
II - Etapas de introducción a la competición en
baloncesto:
1ª etapa. El objetivo de la competición es que disfrute de la práctica del deporte, buscando la adquisición de una serie de habilidades
físicas y técnicas que le posibiliten una interacción correcta dentro de un grupo. Se debe restar importancia al hacho de ganar o perder.
Edad: 8-12 años.
2ª etapa. La competición adquiere más importancia. La planificación del entrenamiento debe guiarse por la competición más importante.
Se debe seguir haciendo hincapié en el papel secundario de la victoria o la derrota, supeditándolas a la consolidación del aprendizaje técnico
individual y a la evolución de los aspectos tácticos del conjunto. Edad: 12-16 años.
3ª etapa. Será de iniciación hacia el alto rendimiento, se perfeccionarán todos los aspectos físicos y técnicos del juego, siendo
la competición ya un objetivo a conseguir como consecuencia del proceso de entrenamiento, sujeto a su correspondiente programación. Edad:
17 a 22 años.
La competición tiene unas características peculiares para cada edad, siendo importante intercalar etapas de descanso o regeneración a lo largo
de todo el proceso. Además, en el entrenamiento físico de las categorías infantil y cadete se debe tener en cuenta que el sistema óseo-articular
y muscular todavía presenta poca estabilidad, siendo peligrosas para el correcto desarrollo del jugador las sobrecargas, puesto que pueden impedir
el desarrollo de las cápsulas articulares.